La
interpretación y aplicación del R.D.
Ley 14/2012, de 20 de abril, de medidas urgentes de racionalización
del gasto público en el ámbito educativo
en la Universidad de Jaén se tradujo en la suspensión temporal de
50 contratos de profesor asociado y en la no renovación de 59
contratos de profesor contratado interino a finales del curso
2011/2012 (datos del Consejo de Gobierno de 31 de julio de 2012). La
ampliación de la carga docente de 24 a 32 créditos de dedicación
redujo la necesidad de personal docente de acuerdo con los recortes
presupuestarios impuestos por el Gobierno.
Sin
embargo, aunque entendemos que este esfuerzo se vea compensado en
términos económicos, nos tememos que estas y otras medidas de
ajuste presupuestario (por ejemplo, subida de tasas de matrícula y
reducción de becas, aunque ha de reconocerse el esfuerzo de la Junta
de Andalucía para mitigar los efectos de la primera) están
instaurando las condiciones que se ponen como excusa para justificar
la privatización de la universidad pública y son, desde nuestro
punto de vista, las que afectan al capital humano que sostiene
nuestra universidad. Entre otras,
- La fragmentación entre los colectivos laboral y funcionario del profesorado que, al margen de la casuística de cada área o departamento, asumen la misma carga de trabajo (o incluso más, en el caso del personal laboral) sin tener las mismas condiciones laborales ni el mismo reconocimiento. Especialmente malévola es la oportunidad que tiene el colectivo del personal laboral de someterse a la evaluación de la actividad investigadora (sexenios), que ahora constituye la vara de medir para asignar la carga docente, sin percibir remuneración económica alguna en caso de superar las evaluaciones.
- El reajuste de las condiciones en la que se imparten las clases provocadas por el reajuste en la plantilla. Por ejemplo, reestructuración o eliminación de grupos de prácticas, o la imposición de asumir nueva docencia en función de las necesidades que puedan ir surgiendo. Es inevitable que la calidad de la enseñanza del modelo Bolonia se vea afectada y que el objetivo de mejorar las universidades devenga en una quimera.
- Pero, sobre todo, el cambio en las reglas del juego provoca un perverso efecto, la desmotivación y desmoralización general de la plantilla: la incertidumbre respecto a la carga de trabajo, las limitaciones presupuestarias en investigación, el sometimiento continuo a evaluaciones y a cambios en el nivel de exigencia, el desequilibrio entre la promoción del profesorado funcionario y la estabilización del profesorado laboral, la impotencia ante el alumnado que debe abandonar sus estudios por motivos económicos (se estima que en torno a un centenar este curso, según datos de la prensa local), etc. son variables psicosociales que se pueden medir y evaluar, a las que no se les están dando importancia, y que son determinantes en el bienestar y el buen hacer de la plantilla y, por tanto, en la buena marcha de la universidad (esto es, de la calidad y excelencia de las que tanto se hablan). Con demasiada frecuencia se nos olvida que detrás de los números hay personas.
En
definitiva, esta Asamblea considera que una política universitaria
centrada en el modelo neoliberal y que se limita a aplicar las
reformas impuestas por el gobierno central, las cuales son asumidas
de manera más o menos explícita por el propio gobierno andaluz
(véase por ejemplo, el Acuerdo
con el sistema público por Andalucía,
firmado el pasado 19 de junio), sin cuestionarlas, está faltando a
su función de ejercer y promover un pensamiento crítico, tan
necesario en estos tiempos, y por tanto de constituir un instrumento
real de transformación y progreso social.
Por
todo ello, esta Asamblea insta al equipo de gobierno de esta
universidad a que reoriente su política hacia un nuevo modelo que
recupere las auténticas funciones de la universidad pública (que
ningún estudiante debería tener que abandonar por razones
económicas), una política en la que el capital humano de esta
universidad sea protagonista y que contribuya a la (re)construcción
de un entorno social, democrático, equitativo, igualitario y
sostenible. La “hoja de ruta” anunciada por el secretario general
de Universidades (La
Vanguardia, 11
de julio de 2013) que pretende iniciar el camino para la
transformación de las universidades constituye el próximo reto.
Reaccionemos. Todos.